Nuestro niño, nuestra niña, vive en nosotros. No importa la edad que tengamos, ahí está en nuestro interior. Y sigue esperando ser amado, cuidado y protegido.
No ser conscientes de nuestro niñ@ no es algo inocuo porque en muchas ocasiones, principalmente en las importantes para nosotros, irrumpe en nuestra vida para dirigirla, para protegernos, para exigir, reclamar aquello que quiso y no tuvo.
Nuestro niño vive en el pasado. Solamente desde nuestro adulto podemos verle, amarle y protegerle. Atender a nuestro niño es el primer paso para responsabilizarnos de nuestra vida y de nuestras relaciones.
MÁS INFORMACIÓN E INSCRIPCIONES